CARTAS A MIS… EMOCIONES (COVID-19)
En
estos días de aislamiento os proponemos, desde el Plan Municipal de Mayores,
una actividad para visibilizar el papel de los mayores en la sociedad. Conecta
con tus emociones y desde tu creatividad escribe una carta a esos sentimientos
que están dentro de ti. Será un trabajo terapéutico de expresión de nuestras
emociones y de conocimiento a nosotros/as mismos/as.
¿TE
ANIMAS?
Podrías
escribir una carta con título…
Carta
a mi soledad, a mi miedo o a mi relajación
(a
la emoción que más esté ahí estos días)
¿QUÉ TAL UNOS PENSAMIENTOS?
¿Qué
extraño no?
Hoy
estoy vivo y nadie está a mi lado y si mañana muero muchos estarán cerca de mi
…
Hoy
vivo y nadie me da un abrazo y si mañana muero nadie querrá soltarme …
Hoy
estoy vivo y nadie me regalo una rosa y si mañana muero me regalarán ramos ….
Hoy
estoy vivo y todos me hacen llorar, si mañana muero todos llorarán por mi ….!
Porque
no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.
¿Por
qué pasamos por la vida sin detenernos a mirar al mundo que nos rodea? ¿A las
personas que tenemos cerca?
¿Por
qué olvidamos a nuestros mayores que tanto nos han dado?
¿Por
qué ahora nos interesan tanto nuestros vecinos?
La
situación que atravesamos no es buena y todavía nos queda mucho para superarla,
pero ojalá cuando todo haya pasado, seamos unas personas nuevas, más humanas,
más libres
Ojalá
el Coronavirus haya sido un buen maestro que nos haya dejado un montón de
conocimientos que todos necesitamos para seguir viviendo.
Teresa
Cruz
ANGELES SIN ALAS
Yo creo
que si que tienen alas, pero, ¿sabéis porque no las vemos? … ¡porque son
transparentes!!, sí, sí, son transparentes, las llevan así para pasar
desapercibidos, para no llamar la atención; pero siempre están ahí para ayudar
a quien lo necesita.
Son
personas normales, como tú y como yo, pero son especiales. Están aquí para
cumplir con un cometido, a cuidar a todos los seres humanos
Creo
que muchos de nosotros a los largo de nuestra vida hemos pasado por momentos
difíciles. Quizá no nos hayamos dado cuenta, pero seguro que hemos tenido la
suerte de tener muy cerca a algunos de ellos ayudándonos a salir de tantos y
tantos momentos difíciles
En
estos días tan críticos que estamos viviendo, nuestros ángeles sin alas están
desbordados con tanto trabajo. Están luchando por salvar vidas, por protegernos
a todos nosotros. Cada uno en su puesto de trabajo, está luchando día a día
para que todo funcione y termine lo antes posible
Quizás
a partir de ahora nos demos cuenta de que estamos rodeados de todos esos
ángeles con alas transparentes. Son muchos y aunque ellos quieran pasar
desapercibidos, van dejando su huella
Por
eso, cuando podamos volver a salir a la calle, ¡prestad mucha atención!!, mirad
bien a quien tenéis al lado, porque seguro que muchos de ellos son esos ángeles
con alas transparentes que lucharon día a día sin descanso por salvar nuestras
vidas
Ahora
más que nunca es el momento de ser agradecidos, más amables, más humanos, así
con esa actitud, haremos que la vida sea mas fácil para todos
María
Jesús Parra
MIEDO, IRA Y SOLEDAD
Miedo
Miedo
claro que tengo: miedo a salir, miedo a no salir.
Si
salgo me puedo poner muy malita
Y si
no salgo, ¿qué va a ser de mi cuerpo, que yo cuidaba con mis clases (memoria,
gimnasia, piscina, …), paseos y cafés con las amigas?
Ira
Ira
hacia algo nuevo que no veo ni conozco y sin embargo tengo ira
Para
mi antes la ira que sentía era hacia algo que yo veía y despreciaba, pero ahora
es hacia ese bicho que no conozco, ni veo, pero del que si veo sus efectos
Este
bicho se parece a Dios porque está en todas partes. La diferencia es que sus
efectos son todos malos; y los de Dios son una maravilla (cielo, tierra, sol,
luna, estrellas, hijos, nietos y personas como tú que estás por si te
necesitamos)
Soledad
Claro
que estamos solos, metidos en casa, eso es soledad.
Esta
es una soledad solidaria: para nuestros médicos, enfermeras, ejército,
limpiadoras, …
Ojalá
haya cambios para los gobiernos. Este bicho nos ha enseñado muchas cosas,
espero que las apliquemos y se invierta en una mejor sanidad
Sí,
tenemos soledad, pero si lo necesitamos marcamos un número de teléfono y al momento
acuden un inmenso ejército de
profesionales. También tenemos personas voluntarias que van por las casas
prestando ayuda
Espero
que esto se solucione, pero mientras esto llega tenemos que resistir como dice
la canción que tanto nos gusta del Dúo Dinámico
Juana
Gómez
FILOSOFÍA DE VIDA
Tengo
69 años y esta es mi filosofía de la vida
Utilizo
la soledad para encontrarme a mi misma. En ella he aprendido a perdonar, y a
aceptar las cosas que no puedo cambiar.
Me
considero una guerrera. He conseguido
ser autosuficiente y utilizar mis propios recursos.
Cuido
mi cuerpo y mi mente. Llevo mis arrugas con dignidad
Leo,
escribo, escucho música. Paseo por la naturaleza, eso me llena de vida, de paz
interior y me ayuda a encontrarme conmigo misma
Intento
ayudar y dar amor a quien está a mi alrededor
Comparto
todo lo que aprendo y practico, eso siempre une a las personas que quieren
seguir creciendo
Soy
positiva. Busco siempre el lado bueno de las cosas. Y nunca dejo soñar, de
seguir aprendiendo, creciendo y lo más importante, ser cada día mejor persona.
Y eso es lo que me ayuda a envejecer felizmente
Cada
día al llegar la noche doy gracias por habe podido disfrutar un día mas.
Una
mañana, mirando a la ventana, mi madre dijo: ¡qué bonita es la vida!. Ella
tenía 90 años y estaba enferma, aún así lucho hasta el final y disfruto feliz
de la vida
La
felicidad consiste en aceptar lo que en cada momento nos toca vivir
María
Jesús Parra
LA SOLEDAD DEL CONFINAMIENTO
Soy
una señora viuda, vivo sola, tengo tres hijos fuera de Avila, cada uno vive en
una Comunidad.
Este
virus malo que nos ha venido, me tiene muy asustada, tengo muchos momentos de
bajón, pero procuro levantar mi ánimo distrayéndome, escribo, leo, hago sopas
de letras, coso y me animo con eso,
salgo a los aplausos a las ocho, como vivo en un chalet veo a los vecinos por
el patio guardando siempre la distancia de seguridad nos echamos una
conversación. Antes era mucha compañía la tele, pero ahora no hay nada mas que
cifras de enfermedad y muerte. Las compras me las traen los vecinos, no salgo
nada, y esto se va haciendo muy pesado
No
nos queda otra, paciencia y tener fe en Dios o en quien sea
Nieves Docio
LA GENERACION DE LOS
VALIENTES
Hola
compañeros. ¿Os habéis preguntado quienes somos?. Vamos a retroceder unos
cuantos años atrás. Somos mujeres y hombres valientes, porque sobrevivimos a
una posguerra
Aprendimos
a vivir con muchas carencias. También perdimos a seres queridos, sufrimos
muchas ausencias, conocemos muy bien la soledad. Ha sido en muchas ocasiones
nuestra compañera de viaje
Ahora en estos momentos tan críticos que de nuevo
nos ha tocado vivir, tenemos que demostrar más que nunca que seguimos siendo
valientes, sí, ya sé que hoy no tenemos la misma edad que entonces, pero
tenemos algo muy importante la experiencia y la sabiduría.
Sabemos
bien lo que es la soledad, las ausencias e incluso la enfermedad. Pero vamos a
demostrar a todos, a nuestras familias, a nosotros mismos, que somos la
generación de los valientes. Y no nos vamos a rendir
Vamos
a hacer un gran esfuerzo y a empezar a pensar en positivo. Todos sabemos que el
poder de la mente es muy potente, así que vamos a ponerla a trabajar. Yo puedo,
yo esto lo voy a superar, porque mis hijos lo necesitan y tengo que seguir
contando historias a mis nietos. En una mente positiva es más difícil que entre
ningún intruso
Así que fuera miedos
Mucho ánimo a
todos, porque todo esto juntos lo vamos a conseguir
JUNTOS
LO VAMOS A CONSEGUIR
La vida a veces nos pone
retos muy difíciles y complicados. De repente y sin esperarlo surge algo que lo
cambia todo, pero uno aprende a superarlo, porque el ser humano tiene un gran
poder de adaptación ante circunstancias
adversas.
No somos tan frágiles como
parece, sufrimos, sí, también lloramos, pensamos que no vamos a poder salir de
esta situación, pero nos agarramos tanto a la vida que sacamos todas nuestras
fuerzas para seguir luchando
Todo lo negativo tiene una
parte positiva. Estos días que estamos viviendo están siendo muy duros, pero
nos está sirviendo para valorar muchas cosas que en la rutina diaria no dábamos
ningún valor
Nos estamos dando cuenta de
la cantidad de gente maravillosa que tenemos a nuestro alrededor, esas que
tienen un corazón tan grande, que dedican su tiempo a ayudar y cuidar a los
demás.
Ahora nos toca quedarnos en
casa, pero pronto saldremos y volveremos a nuestra rutina diaria, pero no
seremos los mismos, porque esta experiencia que estamos viviendo habrá
conseguido que seamos mejores personas
La vida sigue siendo
maravillosa y volveremos a disfrutar de ella. Nos quedan muchas cosas por
hacer, muchos sueños por cumplir. ¡!Animo!! juntos lo conseguiremos.
La
atención es la caricia mas hermosa
Os
envío un gran abrazo de luz
María Jesús Parra
CARTAS A MIS… EMOCIONES (COVID-19)
Carta al Miedo
¡Adiós,
miedo!
Otra vez
estás aquí.
Me
asustabas de pequeña con miedos infantiles. Pero tuve la suerte de tener unos
padres estupendos. Con paciencia y razonamiento, te vencí.
En
la juventud y madurez vinieron otros miedos en forma de temores, disgustos,
problemas y preocupaciones; pero con la ayuda de mi familia, amistades y
experiencia te vencí.
Yo
creía que ya mayor como soy te había superado pero… te presentas de repente. Invisible
y con nombre “coronavirus”. El miedo es grande pero te venceremos entre todos,
con mascarilla, lavado de manos, confinados en casa y… con la esperanza de que
nos haya servido para mejorar.
Aurora
San Segundo.
Carta a mis miedos, a la emoción en
estos días de confinamiento
Carta a un amigo
Querido
“amigo X-X-X-X” ¿estás ahí? Yo aquí sigo aguantando estoicamente. Recuerdo
aquella consigna nuestra: “La familia no se elige, te cae en suerte sin
elegirla”. No ocurre lo mismo con los amigos; a estos sí que los elegimos, por
eso los verdaderos amigos son “pocos
pero buenos”. Y este es nuestro caso “X-X-X-X..” tu y yo nos
elegimos allá por la década de los sesenta del pasado siglo. Nos conocimos
lejos de nuestros orígenes, luchando por conseguir sobrevivir, y eso fue
posible gracias a nuestros apoyos mutuos y los de otros compañeros en nuestra
misma situación. Luego, cuando abandonamos
aquellos lugares hostiles, tu y
yo nos volvimos a encontrar en otra circunstancia también hostil: el servicio
militar, donde importó mucho el apoyo sincero que nos profesábamos.
Han
pasado años en los que hemos tenido solo dos o tres encuentros efímeros, y
ahora, en estos días de aislamiento, impuestos por el confinamiento que nos ha
tocado vivir, es el momento de rememorar el tiempo perdido mientras dejábamos
diluirse en el olvido aquellos sentimientos, aquel periodo de nuestras vidas
que superamos juntos.
No
me atrevo a llamarte por el miedo a no recibir respuesta o a recibir la respuesta de que no hay
respuesta o de que ya no estás ahí (pues ya vamos siendo mayores). Por eso he
elegido la carta manuscrita y por correo ordinario, que siempre puede ser
destruida, frente a otros procedimientos más modernos y deshumanizados (
Whatsaps, SMS, Emails...) pues estos correos electrónicos siempre pueden dejar
rastros que en algún momento podrían despertar nostalgias no deseables.
En
los últimos años hemos tenido algún contacto puntual por esas fechas navideñas
que seguimos usando para hacer que nuestras emociones no se borren
definitivamente.
La
última Navidad no me has llamado; quizás no te atreviste por si yo no estaba,
tampoco lo hice yo por si..., lo mismo.
El
hecho de llevar cumplidos muchos años, nos ha deparado que el precio a pagar
sea el haber tenido que despedirnos de algunos seres queridos que tuvieron “la
suerte” de abandonar antes que nosotros este “Valle de Lágrimas”
Pero
¿qué hago yo poniéndome sentimental?. Ese no es tu temperamento, tu siempre
superabas las contrariedades con una actitud positiva; al final nuestro talante
hacía prevalecer la alegría sobre la tristeza. Tu eres de las personas que
dejan huella.
Por
eso, cuando esto pase (que pasará) y nosotros sobrevivamos (que sobreviviremos)
tendremos ocasión de recuperar (y recuperaremos) el tiempo perdido y, aquello
que no hicimos en el pasado y que añoramos en el presente lo disfrutemos en el
futuro.
Un
emocionado abrazo, tu amigo.- Jesús
Ávila.
Primavera de 2.020
Jesús
Martín Delgado.
Carta al Dolor y a la Tristeza
Querido papá:
Te escribo
esta carta en estos momentos de lucha tan difíciles para darte ánimo y mucha
fuerza.
Las
autoridades no me dejan acercarme a verte porque este virus es muy contagioso y
la verdad, es que se me está haciendo muy duro. Es difícil estar aquí en casa,
a 400 kilómetros de distancia. Sola y sin poder hacer nada. Sin poder estar a
tu lado dándote todo mi apoyo.
Ojalá
pudiera estar junto a ti, agarrándote la mano, dándote un beso y diciéndote que
todo va a salir bien. Pero yo sé que eres un hombre muy fuerte y duro, siempre
lo has sido, y ahora tienes que serlo más que nunca. ¡Lo conseguiremos papá! Y
ya verás cómo pronto estaré allí contigo cómo antes.
Hay
tantas cosas que me hubiera gustado decirte en persona. Cómo darte las gracias,
papá, por todos los momentos felices que hemos vivido juntos. Tantos recuerdos…
Te
llevaremos siempre en nuestro corazón. Nunca te olvidaré.
Mª
Prado Nuñez Altamirano.
Carta a mi Soledad
Sin
el amor de mi vida mi soledad es tristísima. Tengo mucha pena. Echo mucho de
menos a mi marido y no puedo creerme que no esté a mi lado. Me hundo en la
tristeza y la soledad. Estoy tan triste y pienso tanto en él. Le escribo y
pienso lo bonito que era estar a su lado todos los días. Era maravilloso,
porque él era y es el amor de mi vida. No voy a olvidarlo jamás. Éramos tan
felices que cualquiera puede sentir la soledad tan grande que siento. Sé que el
está en el cielo y cuida de mí; algún dia estaré con él para la eternidad y
seremos eternamente felices; mi corazón ya no le llorará. Amado esposo siempre
te amaré mi vida.
La
soledad añadida a la tristeza y a la pena es algo horrible y terrible. Muy
doloroso y me parte el alma.
Sabina
Martín del Pozo (perdió a su marido hace seis meses).
Carta al Miedo
Sí,
tengo miedo a caerme y a creer que me puedo caer al andar por la calle; ya que
como me he caído en alguna otra ocasión y he besado el suelo. He visto que me
han pasado de mi bastón a un nuevo aparato que se llama andador. Sé que gracias
a ello puedo desplazarme sin ningún problema porque si estoy cansada en mi
trayecto puedo sentarme en él tranquilamente y poner la compra que he realizado
en él. Puedo sentirme muy orgullosa porque con ello he vencido este miedo.
Rosa
Cruz Jiménez.
Carta al cese de libertad
Algo
invisible me quitó la libertad.
La
tierra nos estaba avisando y no nos dábamos cuenta. Todos corríamos sin saber
por qué, de acá para allá, sin saber para qué. Nuestro cansancio diario cuando
llegaba la noche nos hacía reflexionar pensando cuando tendríamos tiempo para
esto y para lo otro. Al día siguiente, al levantarme, lo mismo.
Hasta
que un día la tierra dijo ¡basta! Me levanté y no pude salir de casa. Me lo
prohibieron. Ya no tenía libertad. Algo invisible me encerró en casa, no solo a
mí, al mundo entero.
Las
personas mayores morían. Yo sufría.
No
podía abrazar a mi maravillosa familia. No podía verla. Mis nietas no me
abrazaban y mi corazón se partía. Que bonita era la libertad cuando la tenía.
Cuanto la echo de menos. Algo invisible me la quitó.
La
recuperaremos algún día.
Mariano
Díaz Martín.
Carta a mis sentimientos
Creo
que no puedo decir qué sentimientos tengo pues los tengo hechos un lío. Tantas
muertes, tantas personas infectadas…es horrible.
Como
soy positiva he intentado que la gente olvide un poco lo que está pasando a
través de llamadas de teléfono cómo cuando nos encontrábamos en la calle.
Espero
que esto termine pronto para seguir la vida de antes y vernos todos otra vez.
Por
suerte no he perdido la calma. Soy positiva y la vida me ha hecho fuerte.
Flor
García Jiménez.
Carta a mi resiliencia
Queridas
profes de Memoria y Comunicación; voy a intentar contaros cómo me siento en
este confinamiento. Sé que soy una persona de riesgo, tengo 86 años y tardaré
bastante en poder salir a la calle.
¿Cómo
hago para mantenerme relativamente bien? Tengo bajones. Hay noches que me
acuesto y me pongo a llorar. Pero cuando me levanto pienso que tengo que poner
la lavadora. Hoy toca limpiar el polvo a toda la casa y mañana tengo que
limpiar la casa con lejía. Hoy voy a hace pisto que me lleva tiempo picar toda
la verdura. Hago anagramas que saco del ordenador. Camino por el pasillo de mi
casa; son 2,5 kilómetros, según el reloj que llevo para que me controlen si me
pasa algo.
Mis
hijos y nietos me encuentran animosa y están muy pendientes de mi. Nos vemos
por video. No veo televisión, veo series por el ordenador y en la Tablet y el
móvil hago el reto de las palabras conectadas. Y así, un día y otro, esperando
que esto termine pronto.
Os
deseo a vosotras que disfrutéis de vuestros niños, que con ellos no tenéis
tiempo de aburriros.
Os
mando un fuerte abrazo. Nos vemos pronto.
Pilar
Herrera Domingo.
Carta a mi relajación
Hola.
Soy Priscila y tengo 67 años. Os voy a contar lo que siento, no voy a decir que
esto que nos está pasando sea todo positivo pues en algún momento, como a
todos, me gustaría salir a dar un paseo y tomar el aire.
Hace
muy poco pasé por una operación que me mantuvo en casa sin poder andar durante
más de un mes y percibo que esto es parecido pero mejor pues ahora puedo
caminar por la casa y hacer mis tareas.
Cómo
en esa ocasión estoy viendo quienes son mis amistades y tengo todo el cariño de
mis hijas y mis nietos. He aprendido a hacer videollamadas. Paso todo el tiempo
con mi marido porque a él si le está costando más puesto que no paraba en casa.
Le gustaba ir a tocar la dulzaina, que es su hobbie. Yo me encuentro muy
relajada y pienso que hay que saber aprovecharse de la casa que nos costó mucho
dinero y se está muy a gusto en ella.
Estoy
feliz a pesar de que a una de mis hijas está infectada por el virus. Por suerte
no le ha castigado demasiado.
No
me siento sola en ningún momento y tampoco siento ningún miedo. Pienso que
sufrir cuando aún no te ha pasado no vale la pena. Cuando tenga que llegar la
hora lo mejor es estar preparados.
Priscila
Martín Grande.
26… días
de confinamiento
Hola compañeros de curso. Soy Aurora.
Hoy nos han propuesto escribir y ponerme en contacto con vosotros mediante unas
cuantas líneas. He aceptado porque creo que esto nos puede venir bien.
Miedo, claro que lo hay. Creo que
miedo tenemos todos. Miedo por nosotros mismos y por la familia que tienen que
salir a hacer sus trabajos y estar con el virus. Tengo a familiares en varios
campos: un hijo en el colegio de Educación Especial, mi sobrino es bombero,
otros dos en residencias de mayores, una más en atención primaria y todos los
días tengo miedo por ellos. Pero a pesar de esto, cuando me levanto, miro los
wasaps de grupo y decimos ¡Animo! Nos queda menos. Hay que vencer un día más.
Hay que salir adelante.
El día que estoy con el ánimo más bajo
pongo el video de ¡Resistiré! Y si no otro muy cortito, la letra dice así:
“Hoy amanecí con el ánimo al 100%
Con la fuerza al 100%
Con más ganas de vivir.
Pensar positivo, estar receptivo
Es la medicina para vivir espectacular”
A mí me da fuerza y ánimo para seguir
adelante. Hoy quiero compartirlo con todos vosotros. Además, según dicen, todos
los días deberíamos oír algo de música, leer un buen libro, contemplar un
cuadro hermoso o hacer las manualidades que se nos ocurran; pero sobre todo
desearnos ¡Buenos días!.
De corazón, yo así lo deseo.
Un abrazo en la distancia.
Aurora Ruíz Hernández.
Carta a mi
soledad
Una semana antes de quedarnos en casa
estuve con una persona conocida hablando cuando me dice que una amiga mía ha sido
ingresada por el coronavirus. Mi garganta comenzó a estar mal a los cinco días.
He tenido todo este tiempo días malos y otros un poco mejores. Me he admirado
de mi fortaleza y lucha. Para mí, ha estado Dios conmigo. No me canso de dar
las gracias por ver la luz del día. Si no tuviera fe lo hubiera llevado peor.
Me aterrorizan tantas muertes de
personas con muchos valores en su vida. Que sólo han trabajado y su final haya
sido un entierro en soledad. Es muy injusto y duro. Pero si lo ves con la fe de
Dios, él sabe lo que hace y no debemos dudar ni un instante.
Mi hermano sigue en la UCI. Yo no
puedo por menos que mandar unas palabras de aliento.
Este es mi encierro de prueba de fe.
Catalina
Carta a mis
emociones cambiantes
Esta carta es para explicar cómo me
encuentro. Estoy bien dentro de casa, lo más difícil es controlar mis emociones
ya que cambian de un momento a otro.
Ya he vivido experiencias duras, esta
es una de ellas. Parece que estoy viviendo dentro de una película. Esto jamás
pensé que lo tuviera que vivir. Me preocupa la situación en que estamos y la
que vendrá. Espero equivocarme, cuanto mejor sería.
Muchos recuerdos para todas mis
compañeras y mi profesora Ana del Centro Jesús Jiménez Bustos.
Mercedes Ortega.
Carta a
una amiga que se llevó el COVID-19
Mi deseo es volver a veros, a las
personas de mi querido Centro. Un recuerdo muy grande para esa persona tan
alegre, una gran mujer: Cari. Fuiste mi amiga. Recuerdo tu alegría y ganas de
vivir. Estarás en un buen sitio, no lo dudo. Cari, te recordaré siempre. Un
abrazo en la distancia para todos y todas. Y gracias a vosotras por vuestro
trabajo y ayuda.
Encarnación Muñoz Castello.
Carta a la
evolución de mis emociones
Creo que me ocurrió como a todas. La
primera semana lo pasé fatal. Luego pensé en lo egoísta que era, estaba en mi
casa.
Por la mañana, lo primero que hago
nada más levantarme es mirar al parque de San Antonio, al horizonte, me da paz
para todo el día.
Pienso en todos los niños que han
demostrado la capacidad que tienen para adaptarse a esta situación.
Estos días nos han servido para pensar
que teníamos a personas olvidadas, decíamos siempre, por falta de tiempo.
Agradezco a todos y todas los que hacen esto más llevadero.
Debemos pensar que de momento tenemos
suerte mirando la gran cantidad de gente que se ha quedado en el camino.
El curso ya terminó pero nos veremos
en octubre en el Centro otra vez.
Paquita Sáez.
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